Adegas Moure nace de la idea de un joven Baldomero, y continúa su andadura generación tras generación, en el seno de la misma familia humilde y trabajadora. Y eso nos hace sentir muy orgullosos.
Retrato de un joven Baldomero Moure tras su llegada a Cuba.
El día que José Moure, prueba el vino de una uva llamada Albariños…mmm…
José Moure hijo y Evaristo Rodríguez, tercera generación de la bodega.
Paloma Rodríguez, Adrían Rodríguez y José Moure, cuarta generación.
1892
Baldomero Moure Pérez nace en Arxuá, parroquia de A Cova, en 1892. Criado en el seno de una familia humilde, tuvo que emigrar a Cuba en busca de trabajo. Allí trabajó en la industria del ferrocarril hasta llegar al puesto de capataz, y consigue sus primeros ahorros.
De vuelta en Galicia se casa con Carmen López Moure, natural del Priorato. Carmen, al cabo de unos años, hereda unas pequeñas tierras en A Cova, lugar de Cuñas (donde actualmente se encuentra la bodega). Su marido Baldomero, un enamorado de los vinos de esta zona, comienza a comprar y agrupar pequeñas fincas propias del minifundismo, y cultivarlas con viñedo, con los ahorros que había traído de América, creando así las primeras parcelas de la propiedad.
Retrato de un joven Baldomero Moure tras su llegada a Cuba.
1920
A principios de los años veinte, se elaboran los primeros vinos, que se venderían a granel y a nivel local, debido al momento histórico que se vivía en la zona, y que imposibilitaba la venta de vinos embotellados. Al mismo tiempo, con los restos de aquellas vinificaciones, se comienzan a destilar los primeros orujos. En un primer momento, al adquirir Baldomero su primera alquitara, y años más tarde un alambique.
1958
De este matrimonio nace José Moure, “Pepe de Cuñas”, que será junto a su esposa Ana Vázquez, fundador de Adegas Moure en 1958.
En los años cincuenta, este joven emprendedor elabora y embotella sus primeros orujos, antes incluso que de los vinos, aprovechando que gozaba de fama de ser un gran destilador. El primer orujo de la casa se llamaba “Josana”, de José y Ana, que comienza a distribuir en Galicia.
El día que José Moure, prueba el vino de una uva llamada Albariños…mmm…
1963
En la primavera de 1963, el caso del metílico hundió a otros productores de aguardientes, en la crisis más importante del alcohol en España. Este asunto le posiciona en una situación ventajosa gracias a la sanidad y calidad de su producto. El fundador decide, ya en aquellos tiempos, obtener la excelencia de sus aguardientes, usando solo la mejor materia prima, y realizando los primeros destilados de la zona con una buena separación de sus componentes para conseguir el producto mas satisfactorio. El fundador decide, ya en aquellos tiempos, obtener la mejor calidad posible de sus destilados, usando solo la mejor materia prima, y realizando los primeros destilados de la zona con una buena separación de sus componentes para conseguir el mejor resultado.
No sabemos que vino había probado unos años antes Pepe, para que decidiera arrancar los frutales de aquel terreno de Cuñas y plantar Albariño. Lo que si sabemos es que aquel lugar reunía unas condiciones excepcionales para el cultivo de esa uva. Y él, terminó por convertirse en un pionero en la zona posteriormente conocida como Ribeira Sacra. Hoy en día es nuestro lugar más emblemático, la antigua finca de Cuñas que custodia la bodega. Es curioso pensar, como a veces un simple hecho como probar una copa de vino, puede cambiar tanto la historia.
1982
En 1982 se produciría otro hecho importante en el crecimiento de Adegas Moure, la incorporación de la tercera generación. Evaristo Rodríguez y José Manuel Moure, que serían los grandes impulsores de este vino en el mundo.
José Moure hijo y Evaristo Rodríguez, tercera generación de la bodega.
1986
La buena formación y visión de los nuevos gerentes de la empresa, provoca un gran salto cualitativo. En 1986 se construye una nueva bodega (que en la actualidad alberga la sala de barricas) con tecnología más avanzada, y se modernizan las técnicas tanto de cultivo como de vinificación, a lo que unos años más tarde se unirían las mejoras en los sistemas de destilación. Se comienzan a embotellar aguardientes con las marcas de “A Chisca” y “A Cepa”, y unos pocos años más tarde, los primeros vinos.
El Abadía da Cova blanco, es el primer vino de Adegas Moure, compuesto íntegramente de Albariño de la finca de Cuñas.
1995
Nuestra pequeña empresa comenzó a crecer, apostando por los vinos y aguardientes de calidad, y pronto se posicionó como sostén para una propia Denominación de Origen, que junto con otras dos bodegas, fueron pioneras en aglutinarse para la formación de este sello de calidad. De esas reuniones surgen las ideas para su constitución (con un papel destacado por parte de Evaristo Rodríguez, actual gerente de la casa) y que desembocarán en la creación de la misma en 1995.
2004
En el año 2004 se construye la actual bodega de vinificación de vinos jóvenes, laboratorio y una bodega de micro vinificación, donde se desarrollan los proyectos de I+D+i.
La empresa continúa su proceso de crecimiento consolidándose como una entidad innovadora y un referente dentro de la Ribeira Sacra. Desde las primeras elaboraciones, se consiguen numerosos premios y reconocimientos locales, nacionales e internacionales, y se comienza a exportar vino a diferentes países europeos como Suiza, Alemania, Austria, Finlandia o Suecia, y a otros mercados como México, Canadá, USA o China.
Hoy
Hoy en día, la cuarta generación de la bodega (Paloma, José y Adrián) comienzan su andadura, continuando las vías de experimentación y mejoras constantes en el trabajo de campo y bodega, implantados en la filosofía de Adegas Moure.
Paloma Rodríguez, Adrían Rodríguez y José Moure, cuarta generación.
La Ribeira Sacra representa un entorno natural único, que tenemos el deber de preservar, para que puedan disfrutarlo, al igual que nosotros, las generaciones futuras.
Somos una pequeña familia, que se ha dedicado durante generaciones a elaborar vinos y aguardientes en el corazón de la Ribeira Sacra, en un lugar mágico conocido como “O Cabo do Mundo”.
Abadía da Cova nace con el ánimo de elaborar vinos, licores y aguardientes con la menor intervención posible, respetando y protegiendo el medio ambiente. La meta que nos hemos marcado desde el nacimiento de esta empresa, es la de mantener la autenticidad y tipicidad de nuestra materia prima, para que llegue a nuestros clientes con la máxima garantía de calidad y origen.
Estamos absolutamente implicados en la viticultura de precisión, la conservación del territorio, y el respeto por los valores culturales de nuestro entorno. Realizamos todos los trabajos de forma manual, en la búsqueda de productos auténticos, sanos y sostenibles, para alcanzar los estándares de calidad más elevados.
Compromiso con el entrono desde una perspectiva humana, cultural y económica
Garantía de calidad y origen
Mínima intervención en la materia prima
Apuesta por el enoturismo